sexta-feira, 28 de setembro de 2012

¡BASTA DE REDD+ Y DE ECONOMÍA VERDE!



Del 25 al 28 de septiembre de 2012 los gobiernos subnacionales de seis países del mundo se reunirán en esta ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, para impulsar y decidir acciones sobre el nuevo pretexto sombrilla con el que se pretende privatizar, por inversores y anfitriones, las selvas tropicales: se llama REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques +)  y el tema de excusa en turno es ahora el clima.


 Los 17 gobiernos subnacionales de las provincias o Estados que participan son: Chiapas y Campeche, de México; Aceh, Central Kalimantan, East Kalimantan, West Kalimantan, Papúa y West Papúa, de Indonesia; Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso y Pará, de Brasil; California e Illinois, de los Estados Unidos; Madre de Dios, de Perú; y Cross River, de Nigeria. Este grupo pretende avanzar, mediante este mecanismo sombrilla, en la privatización de la Madre Tierra, 1) para apoderarse de sus recursos y servicios (el objetivo detrás de la bio-conservación, como en Chiapas el gobierno llama a su proyecto REDD+ en la Selva Lacandona), 2) para elevar la insustentable producción de biocombustibles destruyendo a su paso toda forma de vida, y 3) para fracturar el obstáculo histórico del capital en los bosques y selvas de nuestros países: la cultura y organización comunitarias. Todo esto cobijado bajo el concepto de “economía verde”.

REDD+ se ampara en el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CNMUCC) y el Mecanismo de Desarrollo Limpio. En este marco, REDD+ se cobija bajo el doble pretexto consistente en que la deforestación aporta entre el 12% y 18% de los gases de efecto invernadero (GEI), y que las selvas tropicales son las mayores absorbentes naturales de este tipo de gases. Así, REDD+ se concibe formalmente en una carretera de doble vía: para reducir la aportación de Gases Efecto Invernadero  generada por la deforestación y para, reiniciado el proceso de recuperación de este tipo de bosque, fortalecer mediante su biomasa la captura natural del más del 80% de estos gases emitidos fundamentalmente por la geografía industrial y la del consumo capitalista. El “+” o plus hace referencia, al manejo sustentable, al aumento de reservas de carbono forestal (que incluye no solo a los bosques sino a los monocultivos) y a la conservación de los ecosistemas por los productos y servicios que genera, siendo el más codiciado el de labiogenética.

Países con regímenes neoliberales ubicados en las latitudes intertropicales, grandes empresas contaminantes y grupos ambientalistas del “coyotaje verde”, han centrado su interés en este mecanismo que anuncia ganancias integradas a aquellos países y comunidades indígenas o campesinas que tienen bosques tropicales húmedos, o allanan el espacio para plantaciones, y a los Estados y empresas que emiten grandes cantidades de GEI para compensarlos y poder seguir contaminando.

Bajo REDD+ se inscriben iniciativas privadas y de Naciones Unidas relacionadas formalmente al tema climático en etapa de discusión. Pero también existen ya proyectos ejecutivos subnacionales como es el caso del Acuerdo REDD+ suscrito hace dos años entre los Estados de Chiapas, Acre y California, dos semanas antes de la Cumbre de Cambio Climático celebrada en Cancún, México, para anticiparse al previsible desacuerdo sobre la creación de mercados de carbono. El grupo internacional dentro del cual estos tres países suscribieron ese Acuerdo y que se reunirá en Chiapas los días 25, 26, 27 y 28 de Septiembre, es el llamado Governors’ Climate Change and Forests Task Force – GCF (Grupo de Fuerza de Trabajo de Gobernadores sobre Clima y Bosques). En el Estado de California ese Acuerdo trisubnacional (955680042) es parte de una ley estatal que propone soluciones al cambio climático y demanda la reducción de emisiones de ese Estado (al nivel que mantenía en el año 1990, pero con vigencia sólo hasta el año 2020).

Esta opción compensatoria es el primer piloto global para impulsar la implementación de REDD+ como mecanismo de obligación legal, de ahí la importancia de alertar al resto del mundo de los peligros que conlleva esta legislación y vía privatizadora de los bosques y la biodiversidad, destructoras de la vida comunitaria de los pueblos originarios y campesinos.

La entidad subnacional de California en los EEUU, en lugar de atacar las causas que provocan sus emisiones de GEI, optó por la lógica de la acumulación del capital, su compensación, comprando créditos de carbono que jurídicamente le permitan continuar reproduciendo su modelo depredador y consumista, alegando además que con ello contribuye a la protección de las selvas en Chiapas y Acre, pero sin mencionar los bionegocios que hay detrás de este supuesto altruismo; a la generación de energías bajas en emisiones de carbón, aunque omitiendo la destrucción de la biodiversidad y del medio ambiente en general que conlleva; y al desarrollo sustentable de los pueblos que las habitan, ocultando sus consecuencias como la fractura cultural y organizativa de las comunidades.

La entidad subnacional de Chiapas en México, operador favorito de la “economía verde” al que se han sumado los gobiernos de la región de la Selva Maya, con el apoyo y dirección estratégica del gobierno de la República, pretende asegurar su devastador negocio local de biocombustibles, al que denomina ‘energía limpia’, por un lado; y garantizar a los inversionistas trasnacionales y al coyotaje ambiental nacional (ex funcionarios ambientales y ONGs conservacionistas), los negocios verdes como la biogenética, mediante la conservación de la biodiversidad de ecosistemas más protegidos, ubicada en su inmensa mayoría en territorios indígenas, por el otro. Eso explica por qué, para la primera acción de REDD+ en su versión chiapaneca, se eligió la Reserva de la Biosfera Montes Azules y no aquellas regiones forestales degradadas o deforestadas, cuya recuperación ofrecería a los mercados de carbono una mayor captura de GEI, o al menos congruencia con los postulados de su concepto.

El programa REDD+ es el nuevo maquillaje, nutrido por la crisis climática, de una conocida y vieja forma de colonialismo que promueve la apropiación de las tierras y territorios mediante el despojo, los desalojos violentos directos, o su arriendo perpetuo a las comunidades indígenas poseedoras. Esto evidencia la incongruente lógica del capitalismo verde, que promueve, por un lado, con su opción “climática” de biocombustibles, la destrucción de los corredores biológicos en zonas bajas de las selvas, las mejor irrigadas; y por otro lado la conservación de la biodiversidad en las áreas protegidas vecinas.
Ante todo ello, declaramos que:
1)  El mecanismo de REDD+ no respeta los derechos de Pueblos Indígenas consagrados tanto en declaraciones y acuerdos internacionales como en el propio marco constitucional nacional. Las comunidades indígenas y campesinas de Chiapas afectadas no han sido previa ni suficientemente informadas, ni consultadas ni este programa prevé la pertinencia cultural de sus objetivos y medios.

2)  El mecanismo de REDD+ incentiva la destrucción de la biodiversidad. Los estados subnacionales, las empresas y los organismos multilaterales re conceptualizan convenientemente el término de bosque al incluirle las plantaciones, como las de palma aceitera, la Jatropha (piñón), el eucalipto y otras cuya sobrevivencia demanda grandes volúmenes de agrotóxicos, y de bienes comunes naturales como el agua.
3)  El mecanismo de REDD+ no soluciona de raíz el problema del cambio climático. No se enfoca en la urgente disminución de GEI que se producen en los países industrializados que  más contaminan; y permite que sigan contaminando mediante la llamada compensación, como el mecanismo REDD+ suscrito entre California (Estados Unidos), Acre (Brasil) y Chiapas (México).

4)  En el mecanismo de REDD+ Las emisiones de carbono “capturadas” no son cuantificables con exactitud, ni permanentes. En el mecanismo REDD+ no es posible tener una contabilidad real del carbono capturado por las “fugas” de la deforestación a otras áreas y a otros sectores. La falta de permanencia del carbono forestal capturado hace de REDD+ un engaño como solución. El carbono forestal no es capturado de manera permanente (contrario a las emisiones de los combustibles fósiles).

5)  El mecanismo de REDD+ responsabiliza a las comunidades indígenas y campesinas de los países del Sur intertropical de ser los sumideros del dióxido de carbono que los países del norte industrial emiten, obligándolas, entre otras acciones, a constituir reservas boscosas, o las criminaliza si se oponen. Bajo el esquema de REDD+, la amenaza de que pueblos indígenas y campesinos estén siendo desalojados de sus tierras -para poder arrasar las selvas y dar lugar a plantaciones- se está materializando. Por otro lado los se quedaron  en sus territorios, al disminuir sensiblemente el precio mundial de los biocombustibles, han sido encarcelados por tumbar las palmas aceiteras cuya siembra ignoraban que estaba vinculada a proyectos REDD+; otros más han sido perseguidos por comerciantes de carbono de las plantaciones forestales como  en el Congo. REDD+incluye todo tipo de plantaciones y monocultivos, todo lo que se siembre por las grandes corporaciones agroindustriales, incluso el suelo.

6)     El mecanismo REDD+ divide y enfrenta a las comunidades indígenas. La aceptación del proyecto REDD+ Chiapas hecha por la Comunidad Lacandona, un pueblo indígena inventado por el gobierno hace 40 años para llevar adelante su negocio de la extracción de maderas finas, es: 1) contrainsurgente porque confronta a ese grupo de familias caribes con las comunidades indígenas vecinas de la Reserva de la Biosfera Montes Azules (en abril del 2011 en ceremonia oficial el gobernador de Chiapas les entregó armas y uniformes para hacer rondas en el perímetro colindante con las comunidades tzeltales en resistencia que se oponen al paso de su brecha agraria –la llamada brecha Lacandona- que consolidaría los contratos de despojo); 2) es antidemocrático porque no representa la palabra de la mayoría de las comunidades indígenas de la Selva Lacandona y, 3) es un robo a la Nación porque bajo el maquillaje de esta impostura climática pretende tras-nacionalizarse la inmensa biodiversidad del trópico húmedo mexicano, estratégica para el desarrollo soberano del país.

7)    Mientras se consolida el Acuerdo con California, el estado de Chiapas se inventó un programa clon provisional denominado “Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Evitada (REDD+E) para la Selva Lacandona.”, que subsidia con impuestos de los chiapanecos a la Comunidad Zona Lacandona (conformada por familias caribes y población tzeltal y chol reconcentrada en esta zona). Se trata de recursos públicos provenientes de una de las entidades más endeudadas del país; perpetuando las políticas paternalistas, la actitud de “si no me pagas deforesto” y aumentando la desigualdad distributiva al dotar con más recursos a la Comunidad indígena del país que más ingresos de origen fiscal per cápita recibe por conservar.

8)  El mecanismo de REDD+ crea las bases para un nuevo ciclo de especulación capitalista basado en mercados especulativos y compensatorios de bonos de carbono forestal presentados como ‘comercio del aire’ y que conllevan un impacto real en la propiedad y control de la tierra al crear nuevos regímenes de privatización, como la titularización de las reservas de carbono en los territorios fuente. Amplían así las fronteras de la mercantilización y el acceso de los mercados a bienes como la tierra, el agua y la biodiversidad a contramano de la protección y defensa de estos bajo políticas públicas y/o manejo colectivo por parte de comunidades indígenas y tradicionales.

9)  El mecanismo REDD+ promueve la descampesinización, el abandono del soporte cultural de los pueblos indígenas: la producción tradicional de alimentos de autosustento y la pérdida de agro biodiversidad. Al impedir la práctica de rotación de acahuales (a los que considera biomasa de captura inamovible), condenar el cultivo de alimentos de ciclo anual (la milpa) y volver imposible para los que permanezcan la ancestral selección de semillas, al convertirlos, sin posibilidad de elección, en rentistas forestales, atentando directamente en contra de su soberanía alimentaria.
Por todo lo anterior exponemos:
En relación al clima:
1)  Se requieren medidas democráticas y técnicamente coherentes para transitar a un sistema energético sustentable, y para poder eliminar con carácter de urgente el uso y abuso de los hidrocarburos.

2)  Los grandes emisores de GEI, destacadamente los países del Norte industrial y consumista, deben implementar mecanismos urgentes de reducción de GEI sin sustituciones ni compensaciones, enfocándose en la metas de reducciones en sus propios países.

3)  Los recursos y medidas para conservar los bosques y las selvas deben ser adicionales y democráticamente definidos y no aprobarse en compensación ni imposición para seguir contaminando. Deben tomar en cuenta las alternativas sustentables de los pueblos originarios y campesinos en armonía con la Madre Tierra, que apoyen la gestión y conservación de bosques desde una visión comunitaria; que no sean parte de los mercados y que no sean controlados por corporaciones, instituciones financieras internacionales o coyotes verdes; y sí colectivamente por los pueblos ec
anismo REDD+:
1)            Denunciamos el diseño sombrilla de este programa el cual, bajo el signo + (plus), integra al resto de los productos y servicios que proporcionan los ecosistemas tales como la  biodiversidad y el agua, foco de las ganancias sobre las nuevas fuentes de riqueza y control, y también el despojo o alienación de las comunidades indígenas y campesinas que habitan las regiones más biodiversas y con mayor captación de agua del planeta.

2)           Evidenciamos la profunda incoherencia de la propuesta plus de conservación y provisión de servicios ambientales, que considera para efectos de captura de GEI a los mega monocultivos tóxicos, sobre todo de biocombustibles, sin importar que devasten zonas inmensas fundamentales a los corredores biológicos, como ocurre en las llanuras aluviales que circundan a la Selva Lacandona en el estado de Chiapas.

3)           Condenamos la función histórica de servilismo de los gobiernos subnacionales que se reunirán en san Cristóbal de Las Casas los días 25, 26 y 27 de septiembre, encabezados por Juan Sabines, responsables de allanar “jurídica, políticamente y culturalmente” el camino del despojo que demandan las corporaciones  internacionales, la oligarquía doméstica, los Estados y el “coyotaje ambiental”.

Alertamos a los pueblos y comunidades del mundo sobre la excusa cínica de este programa de despojo, en donde la destrucción o la conservación de todos los tipos de bosques tropicales, incluso de los bosques de mangle (como ha ocurrido recientemente en Guatemala y México), o su reverso perverso las plantaciones y monocultivos, se declaran e imponen como la causa o el remedio primario al cambio climático.

¡LA MADRE TIERRA NO ESTÁ EN VENTA!

21 de Septiembre de 2012, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México

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